Barranquilla y Cartagena, ciudades menos cívicas de la Región Caribe
Estudio de Uniautónoma y Centro Nacional de Consultoría revela que Valledupar es la más cívica.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma del Caribe y especialistas del Centro Nacional de Consultoría revela que las ciudades de Barranquilla y Cartagena, son las menos cívicas de la región, mientras que la más cívica es Valledupar.
La investigación trabajó en la construcción de un índice de civismo con el propósito de establecer marcos comunes de referencia que permitan la emulación entre ciudades y barrios de actitudes cívicas, crear conciencia en la región en términos cívicos, sociales y comunitarios y unirse al esfuerzo del Gobierno Nacional, de ser el país más educado.
Así las cosas para observar el civismo en las ciudades de la Costa Caribe colombiana y a través de un estudio técnico y científico, se identificaron seis dimensiones: espacio público, cultura-educación, convivencia, respeto a las normas, sentido de pertenencia, medio ambiente y grupos vulnerables, sobre las cuales se evaluaron los actos recurrentes. Estas mediciones se realizaron a empresas de diferentes sectores y ciudadanos de las ciudades capitales de la región caribe, entre ellas: Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Valledupar, Montería, Sincelejo y Riohacha.
Los resultados del estudio fueron presentados hoy en la institución por parte del Ramsés Vargas Lamadrid, rector de la Universidad Autónoma del Caribe y Nelson Leonardo Lammoglia, Vicepresidente de Consultoría Empresarial del Centro Nacional de Consultoría.
En la ciudad de Barranquilla se entrevistaron 101 representantes de empresas grandes, pequeñas y medianas y 856 personas para un total de 957 encuestas realizadas en la ciudad.
Para las empresas barranquilleras la principal dimensión que construye civismo es la cultura y la educación 22%, seguida del espacio público 17,5%, la convivencia 15,2% y relegan a puestos inferiores el sentido de pertenencia 11,2, el respeto a las normas 11,7, la atención a grupos vulnerables 12,7% y el medio ambiente 11,8%.
Para la población barranquillera, se presenta la misma tendencia. Lo principal es la cultura y la educación 21,1%, seguida del el espacio público 16.9%, la convivencia 16.8%%. El respeto a las normas es más importante para la población que para el empresariado marcando un 15,1%. Lo menos importante es sentido de pertenencia 13,9%, la atención a grupos vulnerables 13,9% y el medio ambiente 11,8%.
Las empresas y personas barranquilleras creen que las instituciones educativas, forman a sus estudiantes, profesores y directivos para ser ciudadanos cívicos, consideran débilmente que los padres se hacen cargo de la formación cívica de sus hijos y definitivamente no creen que los ciudadanos sancionan el comportamiento no cívico de sus conciudadanos ni que promueven el comportamiento cívico de ellos.
Igualmente, las empresas y ciudadanos definitivamente no creen que el espacio público esté bien conservado o que los ciudadanos se hacen cargo de él ni que la ciudad se encuentre limpia. Esta conclusión es extensiva a todas las ciudades del estudio, pero la peor valoración sobre la limpieza de la ciudad a cargo de sus ciudadanos es en Barranquilla.
Además, los entrevistados creen débilmente que los ciudadanos se esmeran por mantener relaciones de cuidado mutuo con sus vecinos y dudan que resuelvan sus conflictos por la vía del diálogo y el mutuo entendimiento.
También creen que en la ciudad que no se respetan las normas y definitivamente hay desdén por las normas de tránsito. Para todas la ciudades del Caribe, los empresarios consideran que Barranquilla es la ciudad donde más se practican actos delictivos como el soborno, el clientelismo, los delitos electorales y la corrupción. Los ciudadanos creen lo mismo pero de forma más fuerte y frente a la pregunta de si se practica actos delictivos su valoración es de 8 sobre 10.
Del mismo modo, el empresariado barranquillero cree que en la ciudad hay respeto por las diferencias entre las personas por razones de raza, religión, región, clase, entre otros. Pero cree débilmente que se ofrece trabajo en condiciones legales y dignas y duda definitivamente que el barranquillero conozca su historia y su región.
Los ciudadanos en cambio creen débilmente en que haya respeto hacia las personas por razones de raza, religión, región, clase, entre otros y perciben de forma muy baja que el barranquillero conozca su región, su historia y que la ciudad ofrezca condiciones dignas de trabajo.
Junto con los de Cartagena, los empresarios barranquilleros consideran que en su ciudad no se hace uso racional de los recursos naturales y los servicios públicos, que no es amigable con el medio ambiente y que no hay bajos niveles de contaminación acústica.
Lo mismo sucede con la población. Frente a todo el Caribe, los barranquilleros perciben su ciudad como la menos amistosa con el medio ambiente.
Para el empresariado y la población, Barranquilla no da prelación en el uso de bienes públicos a personas en condición de vulnerabilidad como personas en situación de discapacidad, mujeres embarazadas, niños mayores de 65 años, La infraestructura de la ciudad no es incluyente ni hay oportunidad de empleo digno para las personas más vulnerables.
Los empresarios y ciudadanos consideran que en una ciudad cívica se aumenta el turismo, la inversión, mejora el empleo y la calidad de vida, pero no cree que redunde en mayor seguridad, ni en la realización de eventos internacionales.
Sobre este estudio, quedan muchos interrogantes de qué se está haciendo para que tengamos una Barranquilla más cívica, más ahora cuando su crecimiento y desarrollo están disparados, porque puede estar dejando atrás que ese desarrollo sea sostenible y responsable.
Más allá de los resultados los investigadores sostienen que es el momento de definir las acciones y estrategias que a corto, mediano y largo plazo deben incluir formadores, dirigentes y líderes empresariales para promover el civismo en nuestra ciudad y en la región.